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¿Qué me pasa? Tengo ansiedad o estrés

Ansiedad o estrésEl día a día está repleto de obligaciones, responsabilidades  y  preocupaciones. El tiempo pasa, y a veces, no te das cuenta del paso del tiempo, de pronto,  ¡estás en 2024! Vas avanzando adelante casi sin darte cuenta, simplemente funcionas gracias a tu “piloto automático” que está muy arraigado en ti, es una estrategia que ha encontrado tu cerebro para mantener tu vida estructurada  y sobrevivir a las dificultades habituales. Esto no es malo en la medida justa, ya que es importante ahorrar energía mental para que puedas llevar a cabo todas las tareas que deseas.

El problema surge cuando a veces, esto  puede generarte sensaciones y momentos en los que sientes que no eres capaz de seguir adelante, sientes una losa pegada a espalda que te impide sentir bienestar, te ralentiza, te faltan fuerzas y energía, entonces, comienzas a tropezarte en tu camino. En esos momentos te asaltan dudas ¿Será estrés? ¿Tendré ansiedad?, son dos de las preguntas que habitualmente suelen plantearnos las personas en consulta, dos conceptos muy extendidos en la sociedad. Hoy quiero aclararte algunos aspectos de ellos para que puedas entenderlos e identificarlos de forma sencilla y enfocarlos hacia tu bienestar. No voy a hablar de trastornos o patologías, quiero que puedas conocerlos en su forma habitual para poder prevenir dificultades futuras.

La “ansiedad normal” es una emoción básica, derivada del miedo. Se construye gracias al resultado de experiencias amenazantes acumuladas a lo largo de la vida. En realidad es un proceso emocional ligado a la anticipación de situaciones de peligro y su función principal es ayudarte a adaptarte, es decir, sirve para protegerte y que puedas realizar acciones preventivas.

Habitualmente está relacionada con el “trastorno de la ansiedad” y socialmente es una emoción poco aceptada, sin embargo, la ansiedad es normal, adaptativa e imprescindible para la vida.

Por otro lado, en forma de trastorno tenemos la “ansiedad patológica”, ésta es desadaptativa y puede convertirse en una patología altamente incapacitante. Las fobias, los estreses post-traumáticos,  trastorno obsesivo-compulsivo o agorafobia, son ejemplos de ansiedad patológica.

Hoy quiero hablarte de la ansiedad normal y diferenciarla del estrés para que puedas trabajar y prevenir la patológica e identificar el estrés antes de que sea crónico.

La función principal de la “ansiedad normal” es anticipar una situación que consideras “peligrosa” para poder prevenir distintos escenarios. Te permite prever situaciones futuras de peligro y amenaza, dándote la posibilidad de dar una respuesta con mayor eficacia. Por ejemplo, sabes que en tu empresa las cosas no funcionan bien del todo y existe la posibilidad de que te despidan. La “ansiedad normal” en esta situación te ayudará a ir valorando opciones alternativas por si eso realmente sucede.

Hay dos partes importantes del cerebro que tienen una función básica en el proceso de esta emoción:

  • El cortex prefrontal, este se encarga de generar preguntas y respuestas iniciales en los momentos de incertidumbre, es quien te potencia, te ayuda a buscar soluciones de forma eficaz, selecciona y procesa la información importante, te conecta con tus habilidades para que puedas responder ante la situación de forma activa y mejora tu rendimiento para que seas más eficaz.
  • La amígdala, es como un radar que detecta los peligros y te pone en alerta, generando pensamientos que te provocan angustia, tensión, nerviosismo, malestar, preocupación y pavor.

Fíjate, se unen sensaciones y emociones que te generan malestar a la vez que tu mente te ayuda a proponer opciones y soluciones al problema, es difícil de gestionar,  por eso a veces entras en colapso y no puedes avanzar como te gustaría, es algo normal que nos sucede a todas las personas.

El primer paso que debes dar es identificar que estás sintiendo ansiedad y a partir de ahí algunas preguntas que te pueden ayudar para superarla son:

¿De qué me estoy sintiendo amenazado?

¿Qué es lo peor que puede pasar?

¿Qué opciones puedo valorar para afrontar esta situación?

Con esta información tu cortex prefrontal será capaz de atenuar la exaltación de tu amígdala para, a pesar de sentir malestar poder encontrar soluciones eficaces

Por otro lado, el estrés es un estado emocional que experimentas cuando estás ante retos y amenazas en el presente que te sientes incapaz de afrontar, puedes tener una sensación de superación. Por ejemplo un día repleto de tareas familiares con tus hijos, unido a un proyecto de trabajo que tienes que entregar en fecha y además tu madre está enferma y necesita ayuda. Se unen diferentes factores con muchas tareas en las que recursos como el tiempo, la serenidad o la paciencia puede que no estén a tu alcance y sean imprescindibles para evitar la sensación de estrés.  Si eres consciente de qué recursos necesitas y cómo utilizarlos dependiendo de la situación, podrás generar estados menos estresantes en tu día a día gracias a la gestión emocional.

El estrés tiene un umbral amplio,  inicialmente  te ayuda a ponerte en marcha de forma eficaz, de manera que el llamado “estrés sano” te impulsa a hacer quehaceres diarios de forma dinámica y con energía,  sin embargo, pasado un punto crítico (el cual es diferente según cada persona) el estrés se vuelve potencialmente malo y genera toxicidad en el cerebro en forma de cortisol (hormona conocida como “hormona del estrés”) y a partir de ahí es cuando pierdes el control del estado y te dejas llevar por sensaciones de ahogo.

De nuevo, inicialmente, es importante identificar que te sientes estresado y te invito a que respondas estas preguntas.

¿Qué recurso necesito para superar esta situación? (tiempo, confianza, seguridad…)

¿Qué estado tengo en este momento? (cansancio, alegría, mal humor…)

¿Cómo puedo disfrutar de esta situación? (sentido del humor, quitando importancia, aprovechándolo para crecer en mis capacidades…)

Son dos conceptos diferentes que están en boca de todos habitualmente, yo he vivido en primera persona los dos y de haber conocido su funcionamiento me hubiera ayudado a no llegar a momentos extremos en mi vida. Recuerda, la ansiedad parte de un evento que sucederá en el futuro al cual debes encontrar opciones y soluciones eficaces, el estrés te afecta en el presente y es importante que identifiques qué recurso necesitas en ese momento. Espero que esta información haya sido de utilidad para ti, haber clarificado estos dos conceptos y que te ayuden a parar y poder conocerte mejor para gestionar tu día a día de la mejor forma posible para vivir con bienestar.

¡Apuesta por tu bienestar personal!

Silvia Iglesías Gómez

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